En el marco de las iniciativas destinadas al desarrollo de distritos productivos en Argentina se evidencia el PICT – Programa Integrado de Cooperación Técnica con la Provincia de Buenos Aires.
El programa se inició en diciembre de 1998, con el objetivo de favorecer el desarrollo económico y social de las pequeñas y medianas empresas de la provincia de Buenos Aires, y prosiguió refinanciándose una y otra vez a solicitud de la contraparte argentina, a causa del interés que suscitó durante todo el 2007, incluyendo a partir del año 2002 a las provincias de Mendoza, Santa Fe y Córdoba.
Se partía del convencimiento que el desarrollo del tejido de las PyMEs estaba vinculado al mejoramiento en calidad y cantidad de los servicios de base y los de elevado contenido innovador. Para este fin se determinó la exigencia de una fuerte unión territorial del programa para garantizar el mejor uso de la asistencia técnica. El programa preveía y realizó Sistemas Territoriales de Promoción de Servicios (SITEP) y una estrecha relación investigación-innovación-empresa, para revaluar el rol de las universidades y de los centros de investigación, con el objetivo de aumentar la productividad y el desarrollo de las políticas ocupacionales.
Una componente del programa tendía a verificar la posibilidad del desarrollo de la vinculación universidad-empresa en un ámbito geográfico definido.
El resultado de dicho análisis fue la creación del Centro de Innovación Tecnológica (CITec), que involucró desde el principio, mediante el CIRPS , una red de universidades italianas y la Universidad Nacional de Mar del Plata. El CITec creó y obtuvo el involucramiento y la colaboración de instituciones municipales de Mar del Plata y de General Pueyrredón para promover el trabajo en la zona, poniendo particular atención en las mujeres y en los jóvenes. Los objetivos conseguidos exigieron una nueva iniciativa programática que se refiriera al desarrollo de la pequeña y mediana empresa en el marco de una hipótesis distrital, que apunta también a los aspectos de economía solidaria impuestos por la crisis del 2001.
Como conclusión del programa se individualizaron siete zonas prioritarias donde fue posible un desarrollo distrital y sobre las cuales se concentró la intervención del PICT.
Los siete distritos son:
- Confeccionista en Pergamino (Provincia de Buenos Aires)
- Mueble en San Martin (Provincia de Buenos Aires)
- Maquinaria agrícola en Nueve de Julio (Provincia de Buenos Aires)
- Distrito Multisectorial de Mar del Plata (Provincia de Buenos Aires)
- Mueble en Esperanza – Rafaela- Avellaneda – San Jerónimo Norte (Provincia de Santa Fe)
- Mueble en Córdoba (Provincia de Córdoba)
- Turístico Vitivinícola en las regiones de Maipú y Luján de Cuyo (Provincia de Mendoza)
La idea de distrito se comparte plenamente con las instituciones argentinas – que se mueven con propia autonomía -, en particular en la provincia de Buenos Aires, en la cual, después de la colaboración del PICT, se hallaron en 2005, 100 distritos productivos de los cuales al día de hoy 22 ya están en actividad.
El programa comenzó antes de la gran crisis de la Argentina y continuó hasta el 2007, proponiendo una transición acelerada desde la atención al desarrollo de la tecnología y capacidad de producción de las PyMEs. Pensar acerca de las condiciones de la producción y la recuperación económica, en que la reactivación y la defensa del empleo adquiere un papel decisivo. Otro elemento que situaba en estrecha relación al programa PICT con la Argentina de la crisis, fue la descalificación de los profesionales técnicos a consecuencia de la misma.
El PICT se proponía contribuir a la creación o fortalecimiento de los centros de servicios innovadores, capaces a su vez de generar innovaciones y asistir a las empresas para difundir el conocimiento para contribuir al establecimiento de vínculos entre universidades y empresa. Es importante destacar que los objetivos propuestos también se han logrado a pesar de los cambios radicales ocurridos en la sociedad argentina, en los mismos años en que el programa se desarrollaba.
Desde 1999, la constante de esta acción fue la solicitud de información y de formación sobre las nuevas tecnologías y la capacidad del programa para responder a esta pregunta, consolidando la relación con las estructuras en el territorio, e interviniendo para apoyar incluso en la gestión.
Son identificables desde el principio metodologías y propósitos de la intervención: relación con las necesidades de las empresas, la investigación del vínculo con la universidad y las autoridades locales, el papel y la contribución de las regiones italianas para el desarrollo de las PyMEs argentinas, también en vista de posibles intercambios comerciales y a la apertura de los mercados de interés común. Se manifiesta un interés sobre los servicios al crédito, sobre los aspectos legislativos y organizativos de las políticas italianas respecto de las PyMEs.
Desde 2001, la búsqueda de modos para salir de la crisis hace más urgente la solicitud sobre los temas de transferencia de tecnología y de consorcios para la exportación. La devaluación de la moneda, el devenir de la oportunidad de exportar, junto con el intento de recuperación – especialmente de la pequeña y mediana industria -, y la nueva condición política monetaria objetivamente favorable a la exportación, dirigen la contribución de PICT a estas cuestiones para reemplazar una tecnología obsoleta y fomentar formas de consorcio para permanecer en el mercado.
Los expertos PICT de esta etapa concentran su intervención sobre cuestiones relacionadas con las condiciones necesarias para la adquisición y la transferencia de nuevas tecnologías y sobre la tarea de difusión, a partir de las nuevas condiciones argentinas, sobre las características y organización de las asociaciones y consorcios de empresas para la exportación.
En esta etapa se multiplican las tareas de formación, se colabora con la creación de estructuras asociativas, se amplía el número de socios en nuestro programa y se delinea el camino para la construcción de grupos industriales. Nace el observatorio sobre las PyMEs de la U. I. A. (Unión industrial Argentina) y se presentó el “modelo ASTER” en las Universidades de Lanús, y de Luján y en la Universidad Tecnológica Nacional de Buenos Aires.
El uso de los expertos PICT pasó a ser funcional para garantizar contribuciones concretas y políticas dirigidas a la Argentina para el desarrollo de la pequeña y mediana empresa. Ésta promovió, aunque en la presencia de una profunda crisis de las instituciones, el papel indispensable de lo “público”, del Estado, de los municipios, de los organismos de estudio e investigación, en el desarrollo y la calificación de las actividades productivas y en la lucha contra el desempleo y subempleo. El trabajo de concientización, hasta entonces, de discusión y de profundización se desarrolló en una segunda etapa consistente en la creación y/o en el fortalecimiento de las organizaciones de estudio e investigación vinculadas al territorio, que luego se mantuvieron durante la realización del programa.
Esto fue en relación con la acción de la innovación tecnológica:
1) la red Universitates
2) el Sittep (Sistema Integrado de Transferencia Tecnológica a la Pequeña y Mediana Empresa)
3) el CITEC (Centro para la Innovación Tecnológica) de Mar del Plata.
La acción del PICT para la creación y fortalecimiento de las empresas sociales comienza antes de 2001 con la concientización y difusión de la experiencia italiana, encontrando un gran interés entre los operadores del sector, universidades, en los movimientos sociales, en los centros de asistencia social, en los hospitales psiquiátricos, con algunos operadores vinculados a una antigua experiencia de Río Negro.
Cómo a menudo sucede, se amplió el debate y el deseo de saber, centrado principalmente en la definición y el entorno teórico, legislativo y reglamentario de las empresas sociales.
Después de 2001, el PICT fue llamado a construir junto con las estructuras organizativas argentinas -dentro de las cuales podrían originarse acciones de capacitación para los trabajadores sociales-, iniciativas encaminadas al nacimiento y el fortalecimiento de las empresas sociales y las redes de operadores en el territorio y en las universidades. En esta acción se enmarcan en particular el observatorio sobre la economía solidaria, las iniciativas y la prestación en este lado de la red Universitates, las de Redesa y el proyecto de recuperación de la Cámara de Microempresarios de Pehuajó.
Entre las instituciones públicas, universidades y trabajadores sociales, se da vida a una asistencia técnica permanente tanto a las redes como a las mismas empresas que crean vínculos estables -y de permanente intercambio-, entre los distintos operadores del sector. Especialmente significativa es la colaboración de Foncap, el CIC/INTI y las universidades pertenecientes a la red Universitates. La utilidad de la iniciativa es valorada por el hecho de que muchos de los participantes han tratado de continuar reforzando las interacciones entre las distintas iniciativas y solicitudes posteriores de participaciones y formación.
La Red Universitates estaba destinada a ser un punto de referencia de todas esas universidades y centros de investigación, públicos y privados, interesados en volver a evaluar y fortalecer la acción de las instituciones que operan con programas de la internacionalización de los procesos y en particular los de apoyo para el desarrollo de las pequeñas y medianas empresas.
Expertos PICT fueron utilizados por la red universitaria para contribuir al desarrollo de las estructuras en relación entre las universidades y las empresas, para promover la cultura de la internacionalización de los procesos de producción, facilitando la modernización y el crecimiento de la pequeña y mediana empresa en la Argentina. Se trataba de hacer un trabajo de actualización, capacitación, difusión y socialización de conocimientos y experiencias, promoviendo también estructuras de participación en el Territorio.
Para este fin, fue importante la realización posterior del curso “Ciclo del Proyecto y Marco Lógico, la Internacionalización de los Proyectos, navegación en Internet y uso de los Recursos Informáticos”, con al menos dos participantes de cada una de las universidades. Tras el curso – de hecho -, todas las universidades e instituciones territoriales – mediante la red Universitates -, presentaron un proyecto para el programa @lis (U.E.), destinado a exaltar la relación entre las universidades y las instituciones territoriales.
El objetivo logrado por el PICT, a pesar de las dificultades que un programa de mediano y largo plazo puede encontrar y especialmente a causa de la crisis argentina, fue la creación de diseño autónomo – o bien su refuerzo -, ampliando la esfera de colaboración en la fase proyectual entre las diversas instituciones.
Este ajuste representaba incidentalmente una importante contribución al desarrollo de la labor de otros componentes del programa, en el sentido de que el trabajo en los distritos, las empresas sociales, el proceso de innovación y de producto, la transferencia de buenas prácticas y de la tecnología apropiada, encontraban en las universidades espacio e interlocutores privilegiados con los cuales llevar adelante las diferentes iniciativas. Las Universidades, por su parte, como ya se ha subrayado repetidamente, con la crisis habían proyectado en el territorio conocimientos, difusión y circulación de los mismos, encontrándose con movimientos y organizaciones sociales, proponiéndose como centros de capacitación. Es esta conjunción de los acontecimientos y opciones que crea y fortalece un espacio de colaboración estable entre el PICT y las universidades.
Como consecuencia de la difusión que se dió a la mentalidad de asociarse para salir de la crisis económica, nacieron varias iniciativas, entre las cuales hoy tiene suma importancia la Fundación Asociarse para Crecer, que ha puesto en marcha el Programa “Club de Distritos” con el objetivo de crear un espacio de intercambio de experiencias asociativas, que permita a las empresas y organismos profundizar la sensibilización y conocimiento de las ventajas del trabajo en conjunto.